Espárragos, frutillas y primavera
 
			El 21 de septiembre llegó la primavera, una estación ansiada por muchos, que brilla en el calendario por sus colores, aromas y días soleados y más prolongados. Junto con el cambio de estación, llegan nuevas verduras y frutas que vienen a renovar nuestros platos y a prepararnos para comidas más frescas y coloridas. Si tuviéramos que elegir colores que representen la primavera no dudaríamos en pensar en el verde y, ¿por qué no? el rojo para que levante los contrastes.
Entonces, si pensamos cultivos típicos primaverales, podríamos hablar de espárragos y frutillas… ¡Y ya se nos hace agua la boca! ¿Quién no es feliz en primavera?
Espárragos
Si hay un cultivo que se hace desear durante el año, son los espárragos. Salvo en su versión en conserva, los espárragos sólo suelen aparecer en esta época del año.
El espárrago (Asparagus officinalis L.) es una verdura herbácea perenne, es decir que la planta vive muchos años. Es más, desde que se siembra pueden pasar tres años hasta poder cosechar espárragos (paciencia si querés sembrarlos en tu huerta). Lo bueno es que, una vez que empieza a producir, puede seguir produciendo por unos 10-15 años más.
Una curiosidad: Es una especie diclina dioica, es decir que hay plantas que tienen solo flores femeninas y otras que tienen solo flores masculinas.  
Los hay verdes y los hay blancos…depende, pero ¿de qué depende? De la forma en que son cultivados todo depende…
Y si, esto efectivamente es así.  Los espárragos verdes, con o sin alguna tonalidad morada, se cultivan por encima del suelo en presencia de luz natural y toman el color característico por la presencia de la clorofila.  Los blancos, en cambio, son cubiertos por tierra, o se cultivan dentro de un túnel de plástico opaco en ausencia de luz hasta su cosecha y, por tanto, no desarrollan esa pigmentación. 
¿Cómo se comen?
Los espárragos clásicamente de hierven o se cocinan al vapor y se sirven en el plato así como vienen (no necesitan mucho para brillar). Típicamente, se hace una salsita o aderezo donde uno moja el tallo y va saboreándolos poco a poco. Las salsas más comunes son emulsiones como la salsa holandesa, la mayonesa o salsitas que contengan limón y mostaza, por ejemplo.
Sin embargo, en el auge actual de la vuelta a la cocina y la creciente oferta de recetas gastronómicas que tenemos en internet y redes sociales, podemos encontrar opciones de espárragos gratinados, a la parrilla, en tartas, budines, soufflés… ¡así que hay para todos los gustos!
Y nutricionalmente, ¿vale la pena esperar la primavera para sumarlos?
¡Lo cierto es que sí! La única virtud de este cultivo no es su sofisticado sabor, sino que también se destaca por sus ventajas nutricionales.
Los espárragos aportan una excelente cantidad de nutrientes con un muy bajo aporte calórico, por lo que son ideales para incorporarlos en una alimentación primaveral y saludable.
Entre los aportes nutricionales podemos destacar los siguientes:
- • Sólo 18 calorías cada 100 g de porción comestible.
- • Alto contenido de agua.
- • Fibra de predominio soluble y prebiótica (inulina), la cual beneficia la salud intestinal y ayuda al control de peso, la glucemia y mejora la absorción de calcio, entre otras. De hecho, la inulina se usa como aditivo en muchos alimentos funcionales.
- • Vitaminas C y E (¡Atenti! La vitamina C la perdemos en gran parte al cocinarla)
- • Compuestos con actividad antioxidante (betacarotenos y flavonoides)
Por lo tanto, si estabas esperándolos, ¡Que nada te detenga para disfrutarlos! Corré a la verdulería. 
Dato de color (o de olor)
No podemos dejar de mencionar una característica especial de los espárragos…notará Ud. (o no lo hará) que cuando los come, su orina puede tener un olor diferente.
Esto se debe a que algunos de sus componentes azufrados (es decir, tienen azufre en su composición -lo mismo que tiene el huevo-) se metabolizan y excretan en la orina, dándole un olor levemente desagradable. Sin embargo, al parecer, no todo el mundo puede olerlo ya que esto depende de factores genéticos individuales. Curioso, ¿no es cierto?
Frutillas
Las frutillas son esa fruta que, al verlas en las verdulerías, nos dan la señal de que empiezan los días primaverales. El inicio de los colores frutales surtidos y de los sabores frescos…
Sin embargo, cada vez más, podemos encontrar frutillas (provenientes de distintos lados del país) a lo largo del año…Nadie se va a quejar de eso igual, ¿no?
Lo mejor de todo es que, además de ser deliciosas, se alinean con el “mood” primaveral de cuidados alimentarios. Apenas nos aportan 40 kcal por cada 100g. Es decir, si comemos ½ kg (si, leíste bien) tendremos un aporte de 200kcal (semejante al que nos aportan algunas de las barras de cereal comerciales), 10g de fibra alimentaria y casi el doble de vitamina C que necesitamos diariamente. Ideal, ¿no? Esperá, no salgas corriendo a la verdulería…seguí leyendo…
Además de eso, son una potente fuente de antioxidantes (vitamina C, flavonoides, polifenoles) ideales para una alimentación antiinflamatoria o “anti-age”. ¡Atenti! Antiinflamatoria no es lo mismo que hipofermentativa, ¿lo sabías? Podés leer más en este link.
¿Necesitabas ideas de colación? Comprate unas frutillas. Podés cortarlas o dejarlas enteras y llevarlas en un frasquito de vidrio o un tupper plástico. Son una excelente opción y ¡Super nutritivas!
También nos permiten quedar bien usándolas como postre en algún agasajo o juntada. No hace falta ponerles ni jugo ni azúcar ni crema, así solitas te hacen quedar bien igual.
¿Te estás cuidando y te tienta que todos le pongan crema batida?  En lugar de crema de leche, podes mezclar 1 cda. de queso untable descremado o yogur natural con extracto de vainilla (y unas gotas de edulcorante si precisas) y ¡listo!
Características de la planta
La frutilla es también una especie perenne. A diferencia de los espárragos que tienen tallos subterráneos, llamados rizomas, las frutillas tienen tallos rastreros, llamados estolones, que nos pueden permitir generar nuevas plantas si los cortamos y los ponemos en una nueva maceta.
Dato curioso: La parte carnosa de la planta que nos comemos, y que normalmente consideramos como “fruto”, es en realidad el receptáculo modificado de la flor. Los pequeños puntos oscuros en la superficie son los verdaderos frutos, llamados aquenios, y cada uno de ellos contienen una semilla en su interior. Por lo tanto, si rebanás una lámina de frutilla con sus frutos y la ponés en tierra y lo mantenés húmedo, a los pocos días podés lograr nuevas plantas de frutilla.
Ahora sí… ¡te dejamos ir a la verdulería!

 
                      