Frutas y frutos, cada vez mejores
Las mejores ensaladas se logran gracias al mejoramiento genético. Las frutas y frutos que cosechamos en nuestra huerta o compramos en el supermercado, ferias, dietéticas, verdulerías y otros comercios son el resultado de años, incluso siglos, de mejoramiento. En esta nota te contamos con qué técnicas se obtienen las distintas variedades, colores y estilos de frutas y frutos que disfrutamos hoy y otros que llegarán en el futuro.
Un largo camino del laboratorio, al campo hasta la mesa
Las plantas se enferman y se estresan por diversas razones: las inclemencias del clima, el ataque de plagas, entre otras. Por otra parte, los consumidores, los fabricantes de alimentos y quienes trabajan en la elaboración de comidas pedimos tener frutas jugosas, sabrosas, atractivas en su forma, nutritivas, grandes para decorar nuestras tortas, disponibles en diversas estaciones, entre muchas otras características.
Ante estos pedidos y desafíos, los fitomejoradores responden y trabajan para mejorar las plantas. Pero este trabajo no es fácil, ya que enfrentan diversos desafíos en las distintas especies y deben elegir en qué característica centrar sus esfuerzos de mejoramiento. A veces se focalizan en desarrollar la tolerancia a una enfermedad, o mayor tolerancia a heladas o a falta de agua, otras veces buscan mejorar el tamaño del fruto, el contenido de ciertos nutrientes, el color o el sabor. De esta manera, nuestros alimentos se van mejorando de la mano de equipos de especialistas en ciencia, tecnología y mejoramiento genético.
No es magia, no es un juego, es fitomejoramiento
Las diferencias que vemos entre variedades o tipos de frutas y frutos son el reflejo de la variabilidad existente en una especie. A su vez, esa variabilidad, es el resultado de cambios que ocurren, naturalmente, en el ADN de los seres vivos, y que se conocen técnicamente como mutaciones. Para poder mejorar una característica, los fitomejoradores deben, primero, identificar la característica deseada en alguna de las plantas que tienen disponibles. Luego, cruzan esa planta con las plantas que se quieren mejorar y van seleccionando, en cada cruzamiento sucesivo, las plantas a las que le tocó esa característica. Así, los fitomejoradores eligen, entre las plantas que nacen, las que tienen las características buscadas combinada con la mayor cantidad de las otras características que es importante mantener. Es como seguir una carta en un mazo de cartas cada vez que un mago empieza un truco o un jugador el mazo y da de nuevo. El problema es que, al hacer foco en una carta en particular, se pueden perder otras que también era interesante tener y luego hay que ver cómo recuperar.
Incluso, hay veces que la característica buscada no está presente en las plantas que el fitomejorador tiene para trabajar, o es muy laboriosa de lograr mediante el mejoramiento convencional. En estos casos, se puede sumar a la ingeniería genética como una herramienta para facilitar el desarrollo de frutas y frutos con características que son difíciles de alcanzar mediante las técnicas convencionales.
La ingeniería genética es un conjunto de técnicas que permiten, entre otras cosas, introducir un gen de interés, proveniente de otra especie, en la planta que se quiere modificar. Es como si se sumara la carta deseada al mazo de cartas que hablábamos antes. Lo bueno es que no se pierde ninguna de las cartas que ya se tenían seleccionadas. Por eso decimos que la ingeniería genética, también conocida como biotecnología moderna, puede facilitar el mejoramiento de frutas o frutos cuando la característica que se busca no está en la especie que se quiere mejorar.
¿Hay frutas y frutos transgénicos, es decir producidos por ingeniería genética en Argentina?
Muchas veces cuando vemos una fruta o fruto perfecto, pero sin gusto, la creencia popular nos hace pensar que es transgénico. De hecho, hay un mito bastante arraigado que dice que el tomate que comemos hoy es transgénico (y que por ello no es sabroso). También, tendemos a creer que las uvas, sandías, mandarinas o naranjas sin semilla son producto de la ingeniería genética, cuando en realidad son producto de mutaciones que ocurrieron naturalmente y simplemente fueron seleccionadas (precisamente para responder a lo que pedimos los consumidores, quienes por lo general preferimos opciones sin semilla porque nos resulta más cómodo o menos riesgoso si se trata de darle de comer a un niño pequeño). Lo curioso es que, pese a tantos mitos que circulan, no hay frutas ni frutos transgénicos en el mercado hoy en Argentina.
¿Qué frutas y frutos generados por ingeniería genética hay en el mundo hoy?
Por más que la biotecnología moderna ha abordado y superado algunas de las limitaciones del mejoramiento convencional, el desarrollo y la introducción en el mercado de las frutas y frutos mejorados mediante ingeniería genética ha sido lento y limitado. Como muestra la figura, en el mundo, hay sólo cinco frutas y frutos transgénicos que se producen actualmente como variedades comerciales. La papaya y la calabaza resistentes a virus se comercializan desde hace 25 años, mientras que la berenjena resistente a insectos (Bt), la manzana con pardeamiento reducido y el ananá (piña) de pulpa rosada, han sido aprobados para su comercialización en los últimos 6 años y su adopción y producción continúa aumentando cada año. Ninguno de estos productos está disponible comercialmente aún en Argentina, pero sí se consumen en otros países.
Entre los beneficios generados por las frutas y frutos transgénicos que han estado en el mercado, en algún lugar del mundo, durante más de 25 años, podemos mencionar una reducción importante en el daño causado por plagas y enfermedades en los cultivos y una mejora en la calidad del producto final. También podemos enumerar reducción del desperdicio y un mayor atractivo para el consumidor. ¡Imaginate poder preparar snacks para llevar al colegio o la oficina con manzanas cortadas y que no se pardeen, o ponerle un poco de color a la ensalada de fruta con un ananá rosado! En algunos países, esto ya sucede.
¿Qué podemos esperar en el futuro?
En Argentina hay equipos de científicos que están trabajando en etapas tempranas de desarrollo de frutas y frutos transgénicos. Algunos ejemplos son cítricos con mayor tolerancia a enfermedades, duraznos de mejor calidad, uvas de mesa con tolerancia a estrés, tomates con tolerancia a estrés y más nutritivos, por nombrar algunos. Para poder salir al mercado estos desarrollos necesitarán aprobar el proceso regulatorio, que lleva su tiempo y es muy costoso.
Además de la transgénesis, la más novedosa de las herramientas de mejoramiento de cultivos es la edición génica que, como su nombre lo indica, permite hacer cambios puntuales en el ADN de las plantas. Esta tecnología brinda oportunidades adicionales para desarrollar frutos y frutas mejorados con mayor rapidez. En estos casos, la planta mejorada no tiene un gen agregado (como ocurre con los transgénicos) sino que el cambio es comparable a las mutaciones, que ocurren naturalmente al azar, solo que en estos casos es dirigida a un lugar específico del ADN de la planta para lograr una característica conocida y sin alterar todas las demás características que tiene la planta. Siguiendo la analogía del mazo de cartas, es como cambiarle el palo al ancho y pasar de tener el acho de copa a tener el ancho de espada, sin modificar el resto de las cartas.
Un ejemplo de esto son los tomates editados genéticamente con la técnica CRISPR/CAS9 que están comerciales en Japón. Estos tomates son “altos en GABA”, ya que acumulan el compuesto natural ácido gamma-aminobutírico (GABA), un aminoácido que puede prevenir la presión alta en las personas. Los tomates editados genéticamente se ganaron una buena reputación entre los consumidores que los probaron.
Resumiendo
El mejoramiento depende de variabilidad genética, ya sea natural o inducida. Las variedades mejoradas son el resultado de la eliminación de genes que otorgan características indeseadas y la acumulación de genes que aportan rasgos deseados. Las herramientas de la biotecnología moderna, como la transgénesis y la edición génica, sumados a otros avances en genética molecular para poder hacer seguimiento de las características a mejorar, están disponibles para contribuir al desarrollo de frutas y frutos con propiedades que satisfagan las necesidades de productores, cadena comercial y consumidores. Cada herramienta aporta su parte para que los fitomejoradores puedan lograr los objetivos y superar los desafíos de generar frutas y frutos cada vez más productivos, nutritivos y atractivos para nuestra mesa.
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